Sin maestros no hay emperadores
Sin maestros no hay emperadores
Hagamos uso, un poco, del derecho
al delirio del que don Eduardo Galeano nos exhorta a utilizar en esta sociedad
“progresista”, y preguntémonos: ¿Cómo sería la sociedad, o un país, si fuese
gobernado por un profesor? De solo pensarlo recobro las esperanzas en la
política, sin embargo esta idea es mucho más inverosímil que la utopía de Tomas
Moro. Pero sin dudas sé que todos añoramos o tenemos las esperanzas de que,
“algún día”, nos gobernará un buen político, o mejor por qué no un buen maestro,
así por lo menos deduciríamos cuál sería su agenda de gobierno durante su
mandato.
Siempre he creído que la única
manera de salir de la pobreza es a través de la educación y no estrictamente con
el dinero, pues existen tipos de miserias que la plata no soluciona, y la
ignorancia es una de esas miserias. Eliminando la ignorancia se ahorran muchos
de los males que aquejan a la sociedad, pues sin ignorancia no hay pobreza, sin
pobreza no hay hambre, sin hambre no hay necesidad ni problemas, sin necesidad
y sin problemas no hay crímenes, sin crímenes no hay delincuentes, sin delincuentes
no hay cárceles, y sin cárceles tenemos como resultado un país llamado Finlandia,
el cual tiene el índice más bajo de criminalidad en el mundo porque le ha
apostado a una educación de calidad para todos sus ciudadanos. Y ojalá Finlandia
tuviera lo que tiene Colombia, ¡sería un imperio!
Colombia no es un imperio, a
pesar de ser uno de los países más ricos en recursos naturales y humano, no es
un imperio porque ocupamos el cuarto lugar entre los países más corruptos de
américa latina, lamentablemente, y donde hay corrupción hay ignorancia, pues
los mandatarios de un país que ocupa el cuarto lugar en la corrupción les interesa
que las personas estén más entretenidas que educadas. Al parecer la estrategia
romana ha funcionado a través de los siglos, que para ocultar las
irregularidades y malos manejos de los recursos, entretenían al pueblo romano
con las famosas luchas de gladiadores en el coliseo. Le regalaban pan y agua al
necesitado, momentos de felicidad mientras duraban las justas entre
gladiadores, y después del entretenimiento el pueblo seguía siendo pobre,
ignorante, hambriento, explotado e infeliz.
Aunque sea paradójico, el principio para salir de la pobreza nunca ha sido suplir las necesidades del necesitado, ya que esto lo hace dependiente de las ayudas, pero si en lugar de darle peces al ambiento le enseñamos a pescar, éste cuando tenga alguna necesidad no estará atenido esperando que el gobierno le dé un pedazo de pescado, sino que con lo que aprendió saldrá a convertir sus conocimientos en dinero. Y de eso se trata la riqueza, no de poseer, sino de aprender.
Durante mucho tiempo los mandatarios de
nuestro país han luchado por reducir el índice de pobreza en nuestra nación, y
es notable el hecho de que en Colombia sí se ayuda al pobre, y no podemos negar
que al pobre sí le dan, le dan el pescado. Pero muy pocas veces he visto que un
presidente se preocupe más en reducir el índice de ignorancia que el de pobreza.
Se preocupan más en invertir en infraestructuras (a veces), en políticas
públicas de gobierno y en la explotación de los minerales, y por allá en las
últimas de sus propuestas está la educación, como si fuesen de poca prioridad.
Colombia tiene un sistema
educativo adecuado, pero al contexto de hace cien años, un sistema educativo poco
adaptado a los nuevos descubrimientos del desarrollo del intelecto y
aprendizaje humano. Los colegios públicos manejan un hacinamiento poco
pedagógico en cada aula, lo que dificulta que todos los estudiantes tengan en
verdad un aprendizaje significativo, además el sistema educativo carece de una
educación inclusiva, y carece de adaptación a los diferentes ritmos de aprendizaje
del individuo y a la diversidad de inteligencias que existen según los nuevos
paradigmas psicológicos y neurológicos. La escuela, no todas claro, pero sí la
mayoría, se ha convertido en la tumba del genio que todo llevamos dentro,
porque los criterios con que miden la inteligencia del individuo en los
colegios, es el mismo criterio con el que se mide la capacidad de un pez para
trepar un árbol, y es por ello que hoy hay tantos jóvenes llenos de potencial,
en muchas escuelas, creyéndose unos inútiles y buenos para nada.
Si en lugar de politiquería
hubiera más educación, si en verdad le invirtieran no solo dinero, sino
dedicación para mejorar o reformar el sistema educativo, entonces estaríamos
cultivando una generación que potencialmente sería muchísimo mejor que
Finlandia, o mejor que China, que a pesar de ser un país comunista, del
comunismo que tanto odia la derecha colombiana, es una país en el que los
profesores son reconocidos como el pilar de toda su sociedad, tan importantes
son que los únicos que no se inclinan ante los emperadores son los maestros,
porque los chinos creen que sin maestros no habría emperador.
@E_Gullozo
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