Sobre las profecías y su naturaleza - Parte I

 


En la filosofía, específicamente en la filosofía Aristotélica, existe una doctrina llamada "hilemorfismo", la cual explica que toda entidad está compuesta por dos principios esenciales: materia y forma. Este conocimiento está vinculado a su vez con el concepto de "acto y potencia”, y básicamente el concepto da a entender que todo lo que posea la posibilidad de ser, es potencialmente aquello que puede ser, por ejemplo: una semilla de aguacate es potencialmente un árbol de aguacate (la semilla es la potencia y el árbol de aguacate sería el acto).

Aunque pueda parecer que lo que explicaré a continuación no tenga ninguna relación con lo anterior, quiero darme a la tarea de explicar la manera cómo podemos entender este asunto de las profecías, específicamente las profecías bíblicas, utilizando el concepto del “Acto y potencia o materia y forma”. Puede que algunos lectores devotos de la Biblia y practicantes del cristianismo encuentren incoherente, poco dogmática y ortodoxa mi propuesta, pero el fin de esto es darnos otra perspectiva de las creencias que aceptamos como dogmas incuestionables. Todo esto lo hago con un propósito educativo, en cuanto a teología se refiere. 

En la filosofía antigua el hilemorfismo aristotélico se estableció como un paradigma, al punto que muchos siglos después pensadores cristianos muy influyentes como Tomas de Aquino, consideraron estos conceptos para poder entender todo lo relacionado con la Divinidad. Ahora, algo similar me ha parecido al momento de comprender la naturaleza de las profecías bíblicas, partiendo de la idea del “acto y potencia” llegué a la conclusión de que en las profecías es probable que se entiendan con el mismo principio. Para comprender un poco mejor, (leer Lucas1:14) supongamos que la profecía que Dios le dio a Zacarías (cuando le dijo que sería padre, padre de Juan el Bautista) es como una semilla de aguacate, ya que en ese mismo instante la profecía es potencialmente aquello que será, y esto es por la obvia razón de que en ese momento no es lo que será. Es decir que, en el momento que Zacarías recibe la noticia, no era en el acto el padre de Juan el Bautista, sin embargo, en ese momento Zacarias era potencialmente el padre de la persona que prepearía el camino a nada más y nada menos que al personaje más importante de la historia. Al recibir la profecía Zacarías tenía la semilla de un árbol de aguacate, y junto con la profecía también está recibiendo las instrucciones para el cuidado de esa semilla, para que así pueda llegar a ser en el acto un árbol de aguacate.

Una de las razones por las cuales considero que las profecías son anunciadas, en las escrituras, es con el fin de que aquello que es anunciado como una potencia o algo que podría suceder, no se quede solamente en las posibilidades, sino que lleguen al acto o se cumplan (es como si el hecho de anunciar una sentencia fuese algo profético). Sin embargo, su cumplimiento en lugar de ser un hecho absoluto en el tiempo y espacio como si fuese una fuerza determinista que anula el libre albedrío de las personas, es un anuncio que tiene la fuerza de condicionar a aquellos que la aceptan como una verdad personal o colectiva. Para que explicarme un poco mejor, si analizamos el contexto de la profecía de Lucas 1:14, notamos que el ángel que se le aparece a Zacarías le dice que será padre, y también le da unas instrucciones para la crianza de su hijo, esto con el fin de que su hijo llegase a ser en el acto lo que el ángel le instruyó a Zacarías en la misma profecía. Pero se han preguntado ¿Qué pasaría si Zacarías no hubiese seguido las instrucciones dadas en la profecía?

Considerando la lógica de mi teoría, entonces Juan el bautista no sería Juan el bautista, se llamaría Zacarías, como su padre, y no hubiese sido consagrado de la manera cómo se les ordenó a sus padres que consagraran a su hijo para cumplir esa misión del cielo. Por lo cual veo difícil que Juan hubiese cumplido la misión de Ser la persona que prepararía el Camino al Mesías.

Pienso que las profecías Bíblicas son un factor determinante, así como se explica en el concepto de “materia y forma”. Cuando la profecía es anunciada, ésta condiciona a quienes la hacen una verdad en su realidad ontológica. Un ejemplo a considerar es cuando Dios castiga a Caín por haber asesinado a su hermano, y le dice que el que intente matar a Caín, 7 Veces será muerto (Génesis 4:7), luego vemos cómo esta profecía condicionó a la generación de Caín, cuando uno de sus descendientes llamado Lamec dice: que un varón matare por mi herida... 7 veces será vengado Caín (Génesis 4:23,24). Lo que es notable de todo eso es que toda la generación de Caín tenía antecedentes de violencia, y eso me llevó a pensar si su comportamiento era así porque estaban condicionados a las predisposiciones heredadas por su antecesor Caín o porque la profecía los condicionó cuando Caín aceptó su sentencia como una realidad (Leer Génesis 4: 13,14).

Lo cierto es que, lo anterior me lleva a pensar, si la razón por la cual la profecía es anunciada, es con el fin de darle forma a la materia (analizándola con el principio de Materia y Forma), en el sentido de que las profecías hacen que el hombre se oriente negativa o positivamente hacía el curso que ésta le indica, entonces la profecía los condiciona y los hace adoptar la forma tal como está anunciada. De ser así entonces en eso no hay ninguna fuerza que anule nuestra facultad volitiva o de elección, por el contrario, al poder elegir nos hacemos esclavos de nuestras decisiones, y si alguien decide creer en una profecía, está orientado o condicionado a hacer de ella una realidad. Algo parecido a esto se explica con el efecto Pigmalión.

Por tanto, lo que hace que una profecía se cumpla, no es ni siquiera porque Es inevitable que se cumpla, o porque representa un punto absoluto del tiempo y espacio en el que el hombre está destinado a llegar haga o deje de hacer, más bien se cumple porque al ser anunciada, es creída, al ser creída condiciona a quienes la hacen parte de su realidad.

Conceptos relacionados a esto que digo es el concepto de "Kayros", el cual da a entender el momento idóneo en el que Dios hace algo. En ese sentido, anunciar la profecía y aguardar su cumplimiento es como sembrar una semilla, dejar las instrucciones para su cuidado, esperar que la semilla germine, crezca, de sus frutos y aguantarse que el fruto esté maduro para luego hacer la cosecha.

Es mi teoría, es apenas una idea muy vaga que debo desarrollar un poco más.



Escrito por el filósofo, escritor y licenciado en teología Eduardo L. Gullozo.


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Comentarios

Unknown ha dicho que…
Me parece excelente... buenas bases y gran análisis.
Erden ha dicho que…
Razonable
Anónimo ha dicho que…
Como SIEMPRE el profesor nos sorprende y cautiva con su prosa y su lógica.
Sus alumnos deben estar muy orgullosos de su profesor GULLOZO.
Eduardo L. Gullozo ha dicho que…
Gracias por leerme.

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